El testimonio que a continuación se narrará, es de un “personaje” muy singular. Tal vez no reciba un valor histórico de gran magnitud como se le dio a esos grandes héroes que participaron en la etapa del inicio de la Independencia de México, pero que dio fe a los hechos que se mostrarán a continuación.
Su anonimato se reservará para que el lector deduzca de quién se trata.
Era la madrugada del 16 de septiembre de 1810. ¡Bien que lo recuerdo!, hacía mucho frio y no tenía ni una cobija que echarme encima. De pronto, escuché a lo lejos a dos caballos que se acercaban a todo galope hasta el lugar en donde yo estaba. Eran los oficiales Juan Aldama e Ignacio Allende; Ya los conocía porque los había visto en otras ocasiones hablando de forma misteriosa y siempre como escondiéndose con el señor cura Don Miguel Hidalgo, quien es el párroco del pueblo de Dolores.
Los dos señores llegaron muy agitados hasta el frente de la iglesia sus caballos echaban espuma por la boca y jadeaban mucho, como si los hubieran traído zumbando. Desmontaron rápidamente y comenzaron a golpear las puertas con mucha fuerza, casi casi las querían tirar porque no les abrían, por fin un mozo les abrió y entraron rápidamente. Yo me asome hasta donde pude y me di cuenta de que estaban como peleando y gritando, por eso los podía medio escuchar.
El cura golpeaba su mesa y caminaba de un lado a otro junto con los oficiales y por más que trataba de escuchar de qué hablaban, el viento frio me pasaba por el cuerpo y me hacía temblar, no podía escuchar bien, pues me encontraba afuera de la iglesia. Sólo entendí algo de que ya habían descubierto a los integrantes de la conspiración de Querétaro. También logré escuchar al señor cura cuando dijo que en ese momento tenían que iniciar una Independencia. Salieron rápidamente de la parroquia y ahí si los escuche muy bien porque seguían gritando.
Empezó a llegar gente y el cura les decía que tenían que agarrar gachupines y liberar a los que estaban en la cárcel del pueblo. Yo tenía mucho miedo, estaba sola y veía como corría la gente de un lado a otro, pues me encontraba en la parte alta de la parroquia nada más mirando. Se comenzaron a escuchar gritos, balazos y claramente podía ver hombres a caballo, gritando y blandiendo sendas espadas o machetes al tiempo que maldecían a los Españoles que Vivían aquí. De ver todo eso sentía escalofríos, pues no sabía en qué iba a terminar y ese maldito frio que no me dejaba en paz, me hacía temblar aun más.
Siendo como las cinco de la mañana y, pese al miedo que sentí durante toda la noche, pude enterarme del porqué del escándalo. La emancipación de mi pueblo sojuzgado por el Español, que por años y años había presenciado, había comenzado. Yo estuve ahí y fui parte de ese hecho histórico que jamás podré olvidar, además, tuve la misión de ser la primera voz que anunció la Independencia en esta mi tierra querida y amada. Tal fue la fuerza de mi expresión y mi clamor, que recorrí con toda mi alma calles, callejones, veredas y caminos, llevando con este canto, el mensaje que unió a un pueblo y lo llevó a luchar y entregar su vida por la libertad.
Yo….no pude acompañar a estos guerreros en su lucha, tuve que quedarme en Dolores, pero logré ver desde ahí, el nacimiento de una nueva nación libre y soberana a la cual le canté con toda mi alma y le seguiré cantando en sus aniversarios para recordar el nacimiento de esta nuestra Patria Mexicana.
¿Saben de quién se trata? .....
Excelente, me gustó mucho esta redacción, incluso me ocasionó un conflicto cognitivo, jajajaja!!!! muy bien compañero, eres un buen lector, por ello tu ingeniante redacción.
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